22.2.11

Es hora de trabajar en el plano arquitectónico de la política

Es hora de trabajar en el plano arquitectónico de la política

Por Miguel Ángel Duarte / Licenciado en Ciencia Política (UCC). Profesor de Derecho Político en la Facultad de Derecho de la UNC. Prosecretario de la Asociación Argentina de Derecho Político
Como es sabido, los partidos están formados por grupos de personas que buscan logros políticos y sociales, los cuales se expresan en la implementación de programas diseñados desde la diversidad sectorial, territorial e ideológica.
Así, su creación obedece a la necesidad de encauzar los conflictos sociales y promover la participación.
Conforme al artículo 33 de la Constitución provincial, “son orientadores de la opinión pública y contribuyen a la formación de la voluntad política del pueblo”.
De lo referido se infiere el rol central de los partidos en la elaboración de la agenda política, lo que supone participación ciudadana y articulación de diálogos y consensos entre distintos actores políticos (partidos), económicos (empresas, grupos) y sociales (movimientos, organizaciones de la sociedad civil), para identificar qué problemas son acuciantes y para incorporar el pensamiento estratégico a la hora de formular políticas de Estado.
Encuestas
Las elecciones -internas y generales- son los mecanismos adecuados para promover el debate de ideas, programas y de elaboración de la agenda política; de esta manera se otorga mayor previsibilidad a la dinámica de partidos políticos.
Diferentes encuestas de opinión revelan fuertes demandas en seguridad; empleo; salud; educación y en lo atinente a la eficiencia en la prestación de los servicios públicos.
No obstante, hay temas considerados (equivocadamente) de carácter técnico, académico o exclusivos de la clase dirigente, que tienen central relevancia para adecuar al Estado y a las instituciones a los enclaves geopolíticos del desarrollo regional.
Por ello, el debate entre fuerzas políticas, sociales y productivas debe incorporar a la agenda temas tales como la relación entre la Nación y la Provincia; el desarrollo de un efectivo federalismo; la definición de una ley de Coparticipación ecuánime; la planificación del desarrollo de regiones subnacionales; el rediseño de regiones y departamentos de la provincia de Córdoba; precisiones sobre las autonomías municipales y los pasos a seguir en pos del fortalecimiento del Mercosur.
Complementariamente, debe evaluarse la necesidad de efectuar reformas en la Legislatura provincial, toda vez que en su conformación Unicameral demuestra tanto falencias relativas a la distribución de bancas -con un sesgo hacia el partido de gobierno- como una celeridad tal en la sanción de leyes que trae como consecuencia la baja calidad legislativa, a la que se suma el débil ejercicio del control por parte de las fuerzas de oposición.
Por otra parte, quedó demostrada en los años de funcionamiento de aquélla la incidencia de su presupuesto en el provincial, que no ha tenido bajas considerables con respecto a la anterior conformación Bicameral.
Entonces, como argumentos a favor de una Cámara de Diputados y una de Senadores pueden citarse la posibilidad de doble lectura de las leyes; un mayor ejercicio del control por parte de las fuerzas de oposición y, en general, el fortalecimiento de liderazgos departamentales en la figura de los senadores.
En lo relativo a los órganos consultivos contemplados en la Constitución provincial de 1987, el Consejo de Partidos Políticos y el Económico y Social, resulta necesario ponerlos en funcionamiento y revisar sus reglamentaciones (tal como lo propuso la Comisión Consultiva de Expertos en su dictamen de 2008).
Asimismo, una de las claves para achicar las asimetrías de poder entre los partidos mayoritarios y los pequeños tiene que ver con la transparencia en el financiamiento de la política, no sólo acotando los tiempos de campañas sino también ejerciendo un control estricto sobre las fuentes de aquél y la orientación del gasto de los partidos.
Cabe señalar la importancia que adquiere el financiamiento de programas de formación política -20 % del presupuesto partidario- orientados a militantes y dirigentes; más aún, teniendo en cuenta que “sólo a los partidos políticos compete postular candidatos para cargos públicos electivos”, tal como lo prevé la Constitución local.
Misión
La misión de los dirigentes en la construcción de una buena política es generar el espíritu de confianza en los ciudadanos. El sentido común sugiere profundizar el debate de soluciones a problemas concretos y consensuar una agenda en constante reformulación para dar prioridad a políticas de Estado.
Este año electoral nos brinda la posibilidad de trabajar en el plano arquitectónico de la política, antes que quedar atrapados en la elección de imágenes, eslogans y en una batería de spots publicitarios. Es una responsabilidad de la clase dirigente y un reclamo de la ciudadanía que no debe seguir postergado.-


* Exclusivo para el Diario Comercio y Justicia, publicado el Martes 22 de febrero de 2011.

16.2.11

La importancia de ampliar los horizontes de la participación democrática

La importancia de ampliar los horizontes de la participación democrática

Por Miguel Ángel Duarte / Licenciado en Ciencia Política (UCC). Profesor de Derecho Político en la Facultad de Derecho de la UNC. Prosecretario de la Asociación Argentina de Derecho Político

El año 2011 es clave en la Argentina ya que el voto popular decidirá si ratifica el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner o si, por el contrario, opta por alguna propuesta del amplio arco ideológico de la oposición.
En Córdoba el año 2011 agita mucho más las aguas políticas, dado que se visualiza una oportunidad de cambio en el orden provincial y en el principal departamento: la capital.
En efecto, tanto el gobernador de la Provincia como el intendente de la ciudad de Córdoba no pueden repetir mandatos debido a que se le computan a Juan Schiaretti los cuatro años en los que fue vicegobernador y a Daniel Giacomino los dos años en los que se desempeñó como viceintendente (cabe recordar que interrumpió su gestión debido a su candidatura y posterior asunción como diputado nacional en el año 2005).
Así, ni Schiaretti ni Giacomino pueden ser reelegidos en esta instancia electoral, tal como lo establecen la Constitución Provincial en su artículo 136 y la Carta Orgánica Municipal en su artículo 83, respectivamente.

Partidos e innovaciones

La mentada situación genera intensos movimientos intrapartidarios, los cuales se manifiestan en luchas constantes y alianzas inestables entre grupos en búsqueda de legitimidad para mantener o acceder a la representación política y por el posicionamiento de nuevos liderazgos que brindarían cierta previsibilidad a cada partido en la década que se inicia.
Cabe destacar con respecto a nuestra cultura política que existe la presunción de que los ciudadanos prefieren liderazgos fuertes y estables, más aún en una democracia “delegativa” como la que emerge de la desconfianza y descrédito de la clase dirigente.
Consecuentemente, son escasas las innovaciones en materia electoral para este año, a pesar de las interesantes propuestas que la comisión consultiva para la reforma política electoral presentó en su dictamen “Así no va más”.
De las pocas innovaciones en materia electoral en la provincia de Córdoba ya tuvimos el debut del “voto electrónico” en 2010 y en 2011 le toca el turno a la “boleta única”.
Por otra parte, en el orden nacional se estrenarán el 14 de agosto las internas abiertas y simultáneas.
En todos los casos se busca acercar a la mayoría de electores desinteresados y confundidos por los movimientos pendulares de la dirigencia política y por la baja capacidad de respuesta a los problemas cotidianos.
Las elecciones son instancias fundamentales en la vida de los pueblos libres. Sin embargo, los actores políticos -sea en la superficie “mediática” o en lo “territorial”- no logran persuadir a los ciudadanos sobre la esencial importancia de la voluntad popular en el sistema democrático y, menos, sobre la capacidad de transformación social de los proyectos en disputa.
No obstante, ello no debe justificar prácticas de uniformidad a las que suelen recurrir los jefes políticos para garantizar la permanencia de sus “aparatos” en los cargos de representación política.
Si bien las encuestas y sondeos de opinión revelan con bastante certeza -según quiénes las realizan y qué resultados difunden- las tendencias electorales, debe quedar claro que la política es cambio constante y que los partidos renuevan sus equipos y sus proyectos a partir de compulsas electorales con contenidos programáticos y listas renovadas de dirigentes con ideas para concretar de cara al futuro.
Puede afirmarse que la principal contradicción que se detecta en la actualidad es aquella que enfrenta a la democracia con la “apatía política”.
Esta última, tal como sostiene Zygmunt Bauman, es producto del conformismo.
Así, si bien el terreno provincial y nacional está abonado por la centralidad de los debates políticos de los últimos años,  faltan decisiones estratégicas -de mediano y largo plazo- que estén directamente vinculadas a la democractización de todas las instancias de la vida pública.
Todo ello, con el objetivo de definir en conjunto qué modelo de país queremos, qué funciones debe cumplir el Estado y cómo esperamos gestionar el desarrollo de Córdoba, entre otras cuestiones de agenda.
Para dar respuesta a problemas comunes se impone promover la democracia participativa, que se construye impulsando asambleas barriales, presupuestos participativos, elecciones vecinales libres y pluralidad de movimientos sociales.
Además, debe propiciarse que los partidos políticos elijan a sus candidatos a cargos públicos por medio de elecciones internas abiertas, transparentes y que contemplen la representación de las minorías.
Este año electoral es una gran oportunidad para poner en práctica valores ciudadanos ampliando los horizontes de la participación.




* Exclusivo para el Diario Comercio y Justicia, publicado el Martes 15 de febrero de 2011.