27.3.13
El Blog de LibrosEnRed: Elogio de la palabra precisa
El Blog de LibrosEnRed: Elogio de la palabra precisa: Una sintaxis determinada, una forma de unir oraciones entre sí; el modo de suceder párrafos; por supuesto que las ideas de fondo y los temas...
20.3.13
20 de marzo Día internacional de la Felicidad. ONU
20
de Marzo: Día internacional de la Felicidad, declarado en 2012 por
la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas!
ONU:
"la felicidad y el bienestar son objetivos y aspiraciones
universales en la vida de los seres humanos de todo el mundo"
Que
la búsqueda de la felicidad y el bienestar guíen "los
objetivos de las políticas públicas" (ONU)
"Que
se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo,
equitativo y equilibrado ...” (ONU)
“...que
promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la
felicidad y el bienestar de todos los pueblos" (ONU)
17.3.13
Praxis política en tiempos de redes virtuales
Praxis política en tiempos de redes virtuales.
"Consideramos
que la praxis política es una síntesis de acción y reflexión, y
que en la actualidad se manifiesta de manera clara tanto en el mundo
real cuanto en el mundo virtual, en relación dialéctica. En
efecto, las redes sociales facebook y twitter conectadas a los blogs
permiten una difusión mucho mayor de ideas y políticas que los
medios tradicionales. Esto se debe a que las redes sociales tienen
mayor plasticidad, razón por la cual deben ser utilizadas con más
intensidad para la educación, la investigación científica, y
lógicamente la organización política de ciudadanas y ciudadanos.
En ese sentido, nuestro aporte al trabajo de investigación serviría para resaltar el impacto de
la Municipalidad de Córdoba en el mundo virtual desde la perspectiva
de quienes se interesan en la política más allá de la prestación
de servicios con mayor o menor eficiencia.
Consecuentemente,
buscaremos los nudos centrales de debates aún no resueltos como
aquellos que se presentan de manera contradictoria en las
declaraciones de los principales funcionarios políticos quienes
suelen diferenciar la gestión pública de la política; la política
de las ideologías; la comunicación de la política; y
recurrentemente los derechos humanos de los principales roles del
Estado".
Fuente: DUARTE, Miguel Angel -Investigador- (2012): Tendencias que configuran la praxis política
en tiempos de redes virtuales. En Proyecto "A" de Investigación aprobado
por la Universidad Nacional de Córdoba: "La
participación ciudadana en las redes sociales y portales digitales:
el caso del Municipio de la Ciudad de Córdoba", dirigido por el Dr. Gustavo Fernández
Suárez y Co Dirigido por la Mter. Claudia Dorado.
12.3.13
Hegemonía en Gramsci
“Acerca
del concepto de Hegemonía en Gramsci”. Por Miguel Duarte
I. Introducción.
La
noción de hegemonía constituye un tema central en el andamiaje
teórico político de uno de los autores más importantes del
marxismo italiano: Antonio Gramsci. Al abordar el concepto abre el
debate en torno a distintas interpretaciones teórico – prácticas
que son reveladoras de la trascendencia de un paradigma que a pesar
de los cambios en el mundo, respecto de su tiempo, mantiene vigencia
como marco teórico y práctico en el abordaje de la política. El
estudio de la obra de Gramsci constituye para muchos intelectuales un
acercamiento al pensamiento de un clásico toda vez que ha sabido
interpretar el mundo de su propio tiempo y sus teorías sirven para
comprender la realidad incluso de nuestro tiempo. Entonces nos parece
relevante la tarea de aproximarnos al pensamiento Gramsciano con el
propósito de aportar a la construcción de modelos alternativos a
los que se imponen en la fase globalizada del capitalismo tal como se
presenta en nuestra realidad. A efectos de lograr claridad proponemos
indagar sobre el significado del término hegemonía; en segundo
lugar, vamos a abordar el concepto desarrollado por Gramsci; luego
realizamos algunas reflexiones sobre la vigencia de la hegemonía
gramsciana en la actualidad. Las palabras finales están orientadas
por inferencias e interrogantes que motivan análisis posteriores
enmarcados en el corpus teórico – práctico que nos brinda el
autor.
II. Acerca del
significado del término Hegemonía.
Si
indagamos sobre los sinónimos que posee la palabra hegemonía nos
encontraremos, entre otros, con los siguientes términos: supremacía,
predominio, superioridad, preponderancia, preeminencia, dominación,
ascendencia, dominio.
Ahora bien, si pretendemos conocer la procedencia del término,
encontraremos que la
palabra hegemonía es de orígen griego y significa ‘dirección
suprema’, se recurría a su uso para indicar “el poder absoluto
conferido a los jefes de los ejércitos, llamados justamente egemoni,
o sea guías”1.
Luciano Gruppi2
explica que la raíz de la palabra hegemonía se encuentra en la
palabra griega eghesthai,
cuyo significado es “conducir”, “ser guía”, “ser jefe”;
ó también, sostiene que resulta probable su procedencia del verbo
eghemoneno
cuyo
significado es “guiar”, “preceder”, “conducir” del cual
deriva “estar al frente”, “comandar”·, “gobernar”. En
un mismo sentido para Federico Polleri3
una definición tradicional “refiere a la dirección política o
dominación
especialmente
en las relaciones entre los Estados”; mientras que para Belligni4
indica una “capacidad de dirección intelectual y moral”. Sobre
su significado en la Grecia antigua Luciano Gruppi destaca que por
“eghemonia
el antiguo griego entendía la dirección suprema del ejército”5,
se trataba entonces de un término utilizado estrictamente en el
lenguaje militar. Los griegos usaban el término Egemone
cuando se referían al conductor, ó guía, ó también al que
comandaba el ejército6.
Respecto a la función dirigente que se desprende del término
hegemonía, siguiendo a Gruppi, decimos que “En el tiempo de la
guerra del Peloponeso, se habló de la ciudad hegemónica, a
propósito de la ciudad que dirigía la alianza de las ciudades
griegas en lucha entre sí”7.
El concepto de hegemonía también fue utilizado desde finales del
siglo XIX por el movimiento comunista internacional y hacía
referencia a la lucha revolucionaria estratégica iniciada por el
movimiento obrero que necesitaba sumar a los campesinos y otros
estratos sociales subalternos8.
En “Las antinomias de Antonio Gramsci”, Perry Anderson9
pone en evidencia que el término hegemonía fue usado con
anterioridad
“El término
gegemoniya (hegemonía) fue una de las consignas políticas
más cruciales en el movimiento socialdemócrata ruso a partir de
finales de 1890 y hasta 1917. La idea que codificaba empezó a
aparecer por primera vez en los escritos de Plejánov en 1883-84,
donde instaba a la necesidad imperativa de que la clase obrera rusa
declarara una guerra política en contra del zarismo y no meramente
una guerra económica contra sus patronos”
Por su
parte Lenin ya había empleado el concepto refiriéndose a la
cuestión más estrictamente política que se orientaba en el sentido
de la ‘alianza de clases’10
En cuanto al uso del término hegemonía
realizado por Gramsci refiere a “una expresión de la dominación,
pero desde un ‘complejo entrecruzamiento de fuerzas políticas,
sociales y culturales”11,
que se diferencia del dominio en tanto en cuanto este se expresa “en
formas directamente políticas y, en tiempos de crisis,
coercitivas”12.
Así vemos que un rasgo característico del concepto de hegemonía en
Gramsci es su amplitud dado que se presenta “como algo que opera no
sólo sobre la estructura económica y la organización política de
la sociedad, sino además, específicamente, sobre el modo de pensar,
sobre las orientaciones teóricas, y hasta sobre el modo de
conocer”13.
Citas:
1
Belligni, Silvano (1995: 747).
2
Gruppi, Luciano (1978).
3
Polleri, Federico (2003).
4
Belligni, Silvano (1995:
747).
5
Luciano Gruppi (1978).
6
Luciano Gruppi (1978).
7
Luciano Gruppi (1978).
8
Anderson (1977) y Loyola
Díaz y Martínez Assad (1985), citados en Thwaites
Rey (1994).
9
Anderson, Perry (1977)
10
Thwaites Rey (1994)
11
Polleri, Federico (2003)
12
Polleri, Federico (2003)
13
Gruppi, Luciano (1978)
Fuente: DUARTE, Miguel Angel (2006): “Acerca
del concepto de Hegemonía en Gramsci”. Mar del Plata, Ponencia en las VI Jornadas Nacionales de Filosofía y Ciencia Política, Facultad de Derecho - Depto. de Cs. Políticas y Sociales, 15 al 18 de noviembre.
2.3.13
Partidos, elecciones y comunicación política.
V.
Partidos, elecciones y comunicación política.
“Nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de una utopía contraria, una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otro hasta la forma de morir, donde de verdad sea posible el amor y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan, por fin y para siempre, una nueva oportunidad”.
Constituye un error -muy extendido- ver la política parcialmente, sin conexiones. En la confusión de los tiempos políticos actuales resulta difícil establecer linealmente los parámetros que llevan a la formación de una clase dirigente representativa, con capacidad para resolver conflictos en sociedades cada vez más complejas, enérgica en la defensa de los intereses nacionales y digna de confianza. Se necesita claridad para impulsar los cambios ya que estos no deben fundamentarse en el rechazo a la política sino en imprimirle el sentido ético que la define como actividad humana. Para profundizar una política democrática, más inclusiva, que penetre los espacios públicos y promueva el bienestar general, hace falta producir cambios desde la educación ciudadana.
“Nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de una utopía contraria, una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otro hasta la forma de morir, donde de verdad sea posible el amor y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan, por fin y para siempre, una nueva oportunidad”.
Cien
años de soledad
Gabriel
García Márquez
Constituye un error -muy extendido- ver la política parcialmente, sin conexiones. En la confusión de los tiempos políticos actuales resulta difícil establecer linealmente los parámetros que llevan a la formación de una clase dirigente representativa, con capacidad para resolver conflictos en sociedades cada vez más complejas, enérgica en la defensa de los intereses nacionales y digna de confianza. Se necesita claridad para impulsar los cambios ya que estos no deben fundamentarse en el rechazo a la política sino en imprimirle el sentido ético que la define como actividad humana. Para profundizar una política democrática, más inclusiva, que penetre los espacios públicos y promueva el bienestar general, hace falta producir cambios desde la educación ciudadana.
En
ese sentido los procesos electorales constituyen un momento muy
fértil para impulsar el debate y profundizar la cultura democrática
participativa, aunque esto no siempre se vea reflejado en los
resultados de las elecciones.
En
una democracia consolidada y madura el proceso electoral supone la
presentación de plataformas de gobierno elaboradas con la
participación ciudadana en el seno de los partidos y luego, el
análisis minucioso de las propuestas por el conjunto de la sociedad.
Asimismo,
los ciudadanos antes de elegir representantes deben evaluar las
gestiones de gobierno; el desempeño de los principales partidos de
oposición en su rol de control y también los procesos alternativos
gestados por los partidos más chicos ó que actúan en las
periferias del poder.
Sin
embargo eso no ocurre y proliferan los llamados de atención sobre la
deformación del sistema democrático, tal es el propósito del
párrafo que sigue:
“Una de las
grandes paradojas actuales es que, aunque la democracia electoral
progresó en términos globales, el ejercicio real de la soberanía
popular nunca fue tan ultrajado. Para algunos de sus promotores, la
democracia electoral sólo tiene sentido si preserva los intereses
socioeconómicos de los grupos dominantes en el marco de alternancias
políticas vaciadas de toda idea de transformación social y
económica. Esta es la razón por la que frecuentemente se amenaza o
se sofoca toda lucha que aspire a un orden político, económico y
social diferente, opuesto a una democracia mutilada” (ACHCAR y
otros, 2003: 71).
Las
expectativas populares ante la democracia naciente en la década del
´80 incluían la ilusión de participar de manera efectiva en la
vida política y las campañas electorales constituían momentos
apropiados para ocupar en plenitud los espacios públicos (salida de
fábricas, plazas, actos callejeros espontáneos, contacto personal
entre el pueblo y sus dirigentes en visitas casa por casa, en clubes
deportivos, organizaciones vecinales, cámaras empresarias, etc.)
discutiendo ideas, presentando propuestas, y expandiendo de manera
admirable la “mística” militante.
Pero
a medida que avanzó la década de los ´90 las campañas fueron
adquiriendo mayor complejidad y especialización, así la
videopolítica se convirtió en el marco excluyente de toda
presentación de candidatos, generando fuertes transformaciones
políticas tanto en cuanto “(…) crea la ilusión de la inmediatez
[y] transforma la democracia representativa en democracia de opinión”
(SARLO, 1995).
Ello
ocurrió en un marco de creciente deterioro de las capas medias y
bajas que se alejan de la corriente principal de la sociedad hasta
ser excluidos de la misma y sin posibilidades de reinserción.
Con
el impulso de la globalización, promotora de la libre competencia,
como marco de referencia ¿qué implicancias tiene para los
ciudadanos el desarrollo de una democracia de opinión?
La
cuestión se explica a través de la relación entre medios de
comunicación, política y ciudadanos. En relación a los medios de
comunicación, Guinsburg (2001: 28) explica:
“Las bondades de
la libre competencia se muestran distorsionadas. La experiencia de
(más de una década) de globalización demuestra que dicha
competencia, feroz en un principio, culmina en acuerdos, alianzas y
fusiones que propenden al monopolio y al oligopolio, al apoderamiento
de todo un circuito que se inicia en la propiedad de la tecnología,
continúa con la producción, sigue con la acumulación de medios y
factores de comercialización y registra una directa incidencia en
las tendencias comunicacionales a la manipulación de la opinión y
banalización y degradación de pautas culturales. No es de extrañar,
entonces, que los ‘globalizados’ confundan su propia identidad,
empobrezcan su idioma cotidiano, diluyan sus legítimos focos de
interés y resignen su escala de valores”.
Al
tiempo que los medios de comunicación acrecientan su poder en la
construcción de significados, los comunicadores asumen un rol
preponderante de mediación y representación de intereses diversos y
también contradictorios.
En
tal sentido, es común observar que mientras las pautas publicitarias
anuncian los beneficios que dejan al país, por ejemplo, empresas de
servicios telefónicos, se debate “con presunta responsabilidad”
en un mismo programa -dedicado a temas políticos y de interés
general- sobre la defensa de los derechos de los consumidores y las
virtuales violaciones de las relaciones contractuales por parte de
las empresas que quebrantan la buena fe de sus usuarios causándoles
constantes perjuicios. Luego vendrá el espacio dedicado a dirigentes
políticos que debaten con vehemencia sobre los atributos de la
democracia poniendo énfasis en la defensa de los derechos políticos
y sociales y la proyección del desarrollo nacional. Todo puede
ocurrir en el transcurso de 15 o 20 minutos en que los
telespectadores, confundidos, esperan como respuesta la solución a
los problemas sociales más sentidos: mejorar la calidad en las
prestaciones públicas de salud y educación, achicar genuinamente
los altos índices de desempleo y terminar con la inseguridad.
Situaciones
similares se viven a diario porque han operado fuertes
transformaciones en los escenarios políticos que pasan de las calles
y plazas a los estudios de televisión. Beatriz Sarlo (1995: 74)
explica el fenómeno de la siguiente manera:
“La videopolítica
define un nuevo tipo de acontecimiento público especialmente creado
para integrarse en su continuum. La televisión no se limita a
registrar aquello que la política le muestra siguiendo sus propias
regulaciones. Por el contrario, de manera cada vez más evidente, la
política monta el acontecimiento para que éste se registre en la
televisión, hasta el punto en que muchos acontecimientos políticos
son producidos sólo para ocupar un lugar en la videoesfera”.
Cabe
afirmar entonces que la participación ciudadana se ve impedida por
un lado, debido a las malas prácticas partidarias: el internismo, la
confusión ideológica, la pérdida de sus funciones integradoras y
orientadoras, y por otro, debido a las exigencias que impone la
televisión respecto a la imagen de los candidatos y a la promoción
de discursos neutrales ó híbridos en contenidos alternativos, de
tal modo que el diseño de la competencia electoral divorcia al
pueblo de los representantes. Ambas tendencias concurren a una
marcada personalización de la política que –entre otras
consecuencias- debilita las organizaciones partidarias.
El
internismo se manifiesta en las constantes peleas por territorios,
cargos o posicionamientos que conducen a la deslegitimación de las
organizaciones políticas partidarias toda vez que la faz
arquitectónica –creadora, de construcción, de diseño
institucional y estrategias de futuro- sucumbe ante el predominio de
la faz agonal –de permanente lucha por el poder.
Por
otra parte, el marketing político sugiere que en el diseño de
estrategias de posicionamiento y captación de electores se recurra a
un conjunto de herramientas manejadas por especialistas: encuestas y
sondeos de opinión, campañas publicitarias, cambios de imagen,
elaboración de discursos, organización de eventos; con el propósito
de brindar mayor previsibilidad a la política.
Tal
previsibilidad es ajena a la política, más aún si ésta es
democrática, lo que implicaría participación popular, debate,
disensos y consensos permanentes. En efecto, Martín Plot (2003: 19)
lo explica utilizando la noción de kitsch político cuando dice:
“La política
democrática, al igual que el arte, siempre tuvo que aceptar, de modo
más o menos explícito, la permanente presencia de una incertidumbre
que es irreductible. Lo que ocurre con la política contemporánea es
que la visibilidad constante que acecha a las acciones públicas –que
surge de la omnipresencia actual de la televisión y otros medios de
comunicación- junto con la generalización, tanto en la Argentina y
los Estados Unidos como en muchas otras naciones del mundo, de la
aceptación de las reglas de juego democráticas como el único modo
legítimo de resolver conflictos, ha cambiado radicalmente las
condiciones de la política. Esto ha hecho que los actores políticos
se hayan abocado desesperadamente a tratar de encontrar nuevos modos
de evitar ‘sorpresas’, autolimitando sus acciones (…)”.
Es
evidente que con el predominio de la televisión como medio de acceso
a la mayor cantidad de potenciales electores, aumenta
considerablemente el costo de las campañas que sirven más para
confundir sobre los proyectos prioritarios antes que a transparentar
sobre quienes los encarnan.
Fuente: DUARTE, Miguel Angel (2008): "Claves para el fortalecimiento de los
partidos políticos".
En FERNANDEZ SUAREZ, Edgar G. -comp- (2008): Reforma Politica, comunicacion y participacion ciudadana. Reflexiones para el debate.
Córdoba, Ediciones Esmeralda. ISBN: 978-987-24230-0-1.
1.3.13
Notas sobre el sistema político argentino
VII. Argentina: “Del
éxtasis a la agonía”.
La Bersuit en su popular
canción “La argentinidad al palo” además de destacar que la
Argentina tiene “las minas más lindas del mundo...” dice también
“Del éxtasis
(28)
a la agonía
(29)
/ oscila nuestro historial / podemos ser lo mejor, o también lo
peor, / con la misma facilidad (...)”. Esta canción caracteriza
con suficiente claridad a los argentinos y los fluctuantes cambios de
humor -entre lo que se conserva y lo que cambia o muta-, que se ven
reflejados en el deporte, la cultura, y también en relación a la
política.
Durante los últimos 28
años de vida democrática se han observado los movimientos
pendulares de la clase dirigente con actitudes complacientes por
parte de la ciudadanía a la hora de emitir los sufragios. Algunos
ejemplos sirven para comprobar lo dicho:
1. La terminología
acuñada para caracterizar -irónica y despectivamente- a
representantes públicos de bajas cualidades éticas y a
instituciones como las Legislaturas y el Congreso de la Nación, como
son entre otros: “mano de yeso”, “banelquización”,
“borocotización”, “transfuguismo”, y el infaltable
“diputrucho” que sin legitimidad alguna suplantó a un Diputado
de la Nación ausente en una sesión de la Cámara baja.
2. En relación al voto
también encontramos un interesante glosario: “voto escondido”,
“voto cuota”, “voto en cadena”, “voto cliente”, “voto
bronca”, forman parte del mismo. Incluso ante la implementación
del Sistema de Boleta Unica en elecciones municipales se recurrió a
la práctica nociva de sacar fotos con celulares para tomar la imagen
en el momento en que cada sufragante emite su voto y con ese
comprobante recibir la “paga”; luego del escrutinio con los
resultados oficiales publicados, quedó reforzada la sensación de
desencanto en un terreno político abonado por experiencias de nula o
muy baja calidad ciudadana y democrática. Pero vale decir que a
partir de esa experiencia se tomaron recaudos suficientes en las
elecciones que siguieron y no han habido nuevas denuncias sobre
prácticas similares.
Con voluntad política
por parte de los gobiernos responsables de conducir los procesos
electorales con transparencia se logran superar todas las
disfunciones del sistema electoral y las prácticas nocivas de la
vida democrática.
Si bien lo dicho muestra
algunas características de las prácticas político electorales en
Argentina, cabe preguntarnos ¿cuáles son las fortalezas y
debilidades del sistema político argentino? En primer lugar,
siguiendo a Portantiero, entendemos por sistema político
"un
conjunto de instituciones y procesos políticos, gubernamentales y no
gubernamentales, desempeñados por actores sociales constituidos como
tales y dotados de una cierta capacidad de poder. (...) Todo sistema
político incluye interacciones entre gobernantes y gobernados en el
interior de una cultura política determinada, (...) es el lugar
donde operan las mediaciones entre lo que llamamos la sociedad civil,
como distribución de poderes posicionales, indirectos entre los
grupos (...) y lo que llamamos sociedad o Estado político, como sede
donde la coacción es institucionalizada y el poder se transforma en
autoridad" (30).
El sistema político
argentino, a modo de enlace o como cauce de comunicación entre
sociedad civil y Estado, revela en su seno dos mediaciones que se han
manifestado como tendencias contradictorias como son: la que expresan
los partidos políticos, y las que se exteriorizan desde los
intereses corporativos.
La tendencia
corporativista históricamente ha sido muy fuerte en la Argentina y
ha tenido resultados muy eficaces en la definición de políticas
públicas y en materia de políticas de Estado; mientras que los
partidos políticos y el sistema de partidos aun con fortalezas en
tiempos democráticos fue sumergido incluso con prohibiciones durante
las dictaduras militares.
En la actualidad el
sistema político argentino reúne fortalezas y debilidades, a saber:
FORTALEZAS
|
DEBILIDADES
|
1,
ESTABILIDAD INSTITUCIONAL.
2.
CONSTITUCIÓN Y MARCO JURÍDICO.
3.
PARTIDOS POLÍTICOS NACIONALES.
4.
GOBIERNO NACIONAL FUERTE CON ALTA LEGITIMIDAD.
|
1.
CLIENTELISMO POLÍTICO.
2.
INOBSERVANCIA DE NORMAS.
3.
OPACIDAD DEL SISTEMA DE PARTIDOS.
4.
OPOSICIONES DESARTICULADAS Y DÉBILES.
5.
PARTIDOS POLÍTICOS DÉBILES.
|
Fuente:
DUARTE; Miguel Angel -comp- (2012): Más
allá de las urnas. Políticas públicas de integración social en el
siglo 21.
Editorial Académica Española, ISBN
978-3-659-05099-2.
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